Sobre poner claridad en los planteamientos, o cómo utilizo el Mind Mapping

Hace unos meses descubrí una efectiva herramienta para abordar los problemas atascados. Me va bien con ella y podría servirte de ayuda. Si quieres probar sólo necesitarás papel, lápiz y unos minutos; simple, ¿no? ¡Dichoso me siento!


Cada persona se enfrenta a las adversidades de forma distinta porque somos diferentes. No hay una mente y ni mucho menos una historia de vida idénticas a la nuestra. Así, ante un mismo problema mi enfoque puede no coincidir con el tuyo, y por tanto el camino escogido para resolverlo no será igual. No obstante, aquí te ofrezco luz para arrojar sobre cuestiones estancadas, no importa tu forma de pensar ni tu pasado. Si no conocías los mapas mentales no quiero producir decepción en ti, lector, pero sólo son un conjunto de figuras y trazos. Ni tampoco deseo venderte la moto, pero pueden llegar a ser muy efectivos. La primera vez que usé uno fue cuando Raúl, un compañero especialista en reglamentación industrial, me facilitó un esquema para resumir un procedimiento. En pocos días lo presentaría en una reunión y me preocupaba la falta de nitidez del tema.


Boceto de un MP similar al de Raúl. 

El contenido era demasiado abstracto y específico: aplicación del “Real Decreto 2060/2008, de 12 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de equipos a presión y sus instrucciones técnicas complementarias” –hermosa obra–. Pero lo cierto es que su esquema me encandiló. En un instante conecté las ideas de cada apartado del texto con el propósito, más amplio, de llevar a la práctica el fragoso decreto. Con la ilusión de haber encontrado algo nuevo empecé a crear mis propios bocetos, no sólo para asuntos laborales sino también para cuestiones personales.

Los componentes


Un mapa mental (en adelante MP) es una especie de diagrama formado por un núcleo y sus elementos asociados. Una buena analogía para ayudar a describirlo sería la de un planeta y sus satélites girando alrededor, o también la del actor o actriz principal y los coprotagonistas en una película. La idea es disponer de un objeto base y de su entorno. Entonces, el núcleo es el protagonista de nuestra obra, es el nexo común de sus personajes asociados. Lo dibujaremos en el centro de la hoja, lo rodearemos con un círculo y además lo marcaremos en amarillo fluorescente. Bien, ahora céntrate en él, lo tienes delante porque deseas abordarlo. Olvídate de todo lo demás.

Antes de ver el MP de Raúl, estaba obsesionado con no ser capaz de transmitir correctamente las ideas principales a mis jefes. Además, el Real Decreto 2060/2008 no es precisamente uno de mis favoritos y el ejercicio de comprensión se hacía cuesta arriba. Sin embargo, al fijarme en él me centré en el procedimiento y me deshice automáticamente de los anteriores “obstáculos”. A veces, a parte de la dificultad para alcanzar nuestro objetivo, cobran fuerza pensamientos del tipo: “yo no podré”, “no sabré hacerlo“, “no estará a mi alcance”, etc. Cuando son predicciones carentes de fundamento limitarán nuestra capacidad de actuación antes de tiempo. Por eso, aun siendo conscientes de su presencia, podemos obviarlas en nuestro enfoque.

Los elementos asociados se conectan al núcleo y son como nuestros actores de reparto; los necesitamos para desarrollar la trama. Con simples líneas trazaremos las relaciones entre cada uno de ellos y el protagonista, o entre ellos mismos. Hay multitud de opciones para conectarlos: a través de un orden correlativo, un orden jerárquico, siguiendo una forma ramificada, una forma radial, mezclándolos a conveniencia, etc. Por ejemplo, el MP de Raúl seguía un orden numerado. Cada actor representaba una tarea e intervenía según su turno, la estructura era tipo “paso por paso”.

Replantear el problema


Por fin, después de seleccionar los actores y definir la trama, llega el momento de replantear el problema. Fíjate en esta fase. Hemos dejado a un lado nuestras predicciones limitantes, estamos tomando perspectiva y pasaremos a ser un espectador de la obra. Siéntate en tu butaca y déjate llevar. La capacidad para abstraerse ayuda a tomar consciencia de uno mismo; aprovéchalo, ¡es un buen desatascador.

Podrás encontrar en la red muchísima y más detallada información sobre el “Mind Mapping” –yo no he profundizado–, incluyendo bellas y coloridas conexiones (algunos de mis MPs tienen aspecto de “burgaño”, pero funcionan igualmente). Lo importante es hacer tuya la representación y visualizar en el papel tu propio caso. Finalmente, si decides ponerte manos a la obra recuerda estos tres conceptos útiles:
Define un núcleo concreto.
Representa los elementos asociados con una o dos palabras, o símbolos.
Siéntete libre al decidir cómo conectarlos.

Y hasta aquí mi propuesta. Espero te sea de utilidad, aunque quizás tengas tu propio método, o te parezca un extraño enredo. ¿Has pensado alguna vez en como sueles encarar los asuntos estancados? ¿merece la pena tanta parafernalia? Coméntalo aquí o escríbeme a al correo, me interesa tu punto de vista.

Saludos y ¡hasta la próxima entrada!

1 comentario:

  1. Suelo plasmar ideas en el papel en forma de esquema o dibujos, aunque no de esta manera tan ordenada y jerarquizada, lo probaré.
    En lo que si coincido es en la abstracción de otros problemas para resolver uno en concreto y en este sentido soy partidario de dejar la mente fluir en un ambiente distinto. Son muchas las ocasiones en las que la mente encuentra el "desatascador" en momentos de ocio, tomando una caña, haciendo deporte o incluso durmiendo.
    Pero a la hora de tomar decisiones, donde juegan papel crucial la razón y la intuición, yo soy partidario de la primera, a la que no siempre llega la capacidad intelectual, por lo que la segunda está ahí, como algo propio, intrínseco, imperfecto, pero sagrado, como debería ser todo lo que sale de uno mismo y hay que defender con uñas y dientes.

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